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Rutas temáticas por Barcelona

Ruta del arte urbano en Barcelona lado mar

La segunda de las rutas propuestas para recorrer el legado del proyecto «Barcelona Posa’t Guapa» nos lleva a la ciudad más turística, pero también la que más rincones esconde.

La segunda de las rutas del arte urbano en Barcelona, en memoria a ese proyecto transformador que supuso el Barcelona Posa’t Guapa preolímpico nos adentra a la Barcelona más reconocible: la de Ciutat Vella, El Born y la Barceloneta (con una breve intrusión inicial en Poble Sec).

Que paseemos alrededor de la Catedral, el MACBA o Las Ramblas no nos quita que reparemos en los muros que los rodean, las gentes que los transitan y la belleza oculta tras el cegador reflejo de la Barcelona más turística.

Una forma de redescubrir los barrios mediante el arte urbano en Barcelona y el urbanismo presente en el día a día de sus ciudadanos. ¡Endavant!

Las otras rutas de arte urbano en Barcelona
Ruta de arte urbano en Barcelona lado Llobregat
Ruta de arte urbano en Barcelona lado Montaña
Ruta de arte urbano en Barcelona lado Besòs

Ruta del arte urbano en Barcelona lado mar

Inicio: Avenida del Paral·lel (L2)

Final: Plaça dels Pescadors / Passeig Marítim de la Barceloneta (L3)

Duración: 1 hora 10 minutos (5,5 km.)

14 paradas

Parc de les tres Xemeneies

La primera de las paradas de la vertiente centro de la ruta del arte urbano en Barcelona nos lleva a un espacio histórico no solo para la ciudad, sino para el resto del país.

Se trata del lugar donde antaño se encontraba la fábrica conocida como la Canadiense, cuya huelga en 1919 permitió nada más y nada menos que la jornada de 8 horas laborales aún vigente. Hoy en día, aparte de una mayor conciliación laboral (la lucha continúa…), nos queda de herencia uno de los perfiles más reconocibles del Paral·lel: tres chimeneas como recuerdo del pasado industrial del que es aún en la actualidad, una de las vías más culturales de la ciudad.

Y siendo el arte urbano en Barcelona, cultura y patrimonio, tiene en su parque una de las máximas expresiones de la ciudad. La reforma de mediados de los noventa, convirtió el lugar en un parque que seguía el tan cuestionado modelo de «plazas duras», que junto a su decoración con parte de la maquinaria original usada en la fábrica, convertía este rincón en un lugar distópico a lo Mad Max.

Lejos de ser un hándicap, este escenario propició que skaters y grafiteros lo convirtieran en su patio de recreo, lo cual nos lleva al motivo por el que se ha incluido en esta ruta: sus profusos muros que salpican todo el territorio se usan frecuentemente como lienzos para grafiteros en festivales artísticos organizados por el propio Ayuntamiento y muestras espontáneas de arte callejero.

Estos lienzos suelen tener un carácter efímero, lo cual no impide que más de uno salte de los muros a los diarios nacionales, como fue el caso en febrero de 2021, cuando un muralista bien conocido en este blog, Roc BlacBlock, realizó una pintada protesta en contra del rey emérito, que fue borrada al día siguiente por la Guardia Urbana y que, tras las pertinentes disculpas, se pretendía restituir a favor de la libertad de expresión.

La restitución no llegó, pero sí otro mural aún más reivindicativo en respuesta, como manda la tradición del cada vez más frecuente «efecto Streisand«, en el que al emérito le acompaña la efigie de Franco y la de su hijo Felipe VI, que para sorpresa de nadie, no ha llegado intacto a nuestros días.

Un ejemplo, el de los muros del jardín de les Tres Xemeneies, de que en ocasiones, no hace falta que una obra permanezca. A veces, su recuerdo y el por qué se hizo, es un mensaje más potente que la pintura.

«Tributo a Miró»

En 2014 el proyecto «Ciutat Bella» tomó el relevo al Barcelona Posa’t Guapa en el distrito centro que nos ocupa. La idea era la misma: dar a muros desiertos y afeados del distrito un nuevo sentido a través de intervenciones artísticas, pero esta vez llevado al espíritu del nuevo milenio con la abstracción y la vivacidad expresiva como protagonistas.

Así si en el 92 lo que se pretendía eran obras como «Balcones de Barcelona», diseñadas para dignificar espacios, en 2014, «Ciutat Bella» pretendía reavivarlos, contextualizarlos, no separarlos de su entorno sino haciendo llamar la atención sobre él.

Lo apreciamos en la obra que nos ocupa (la única llevada a cabo bajo este proyecto), la cual podemos llegar a ella subiendo el Paral·lel hasta alcanzar el carrer de Sant Pau, en cuyo número 88 encontramos la primera de las seis obras que pretendían realizarse: el Tributo a Miró del artista Sixe Paredes.

Una obra que, efectivamente tal como su nombre sugiere, toma prestada las formas y el colorido habitual del pintor catalán para dar vida a una medianera que ni tan siquiera se ha preparado como lienzo, apreciándose en ella aún los desconchones, el hormigón desprendido y la pintura desgarrada formando parte de la obra como texturas que expresan la diversidad del Raval, donde hasta lo que puede parecernos feo, resulta creativo.

Jardinet del Pedró

Subiendo la misma calle de la Riereta que hace esquina con el Tributo a Miró (y donde se encuentra la sede de la Fundació Arrels: una protagonista activa de esta ruta como veremos 5 paradas más adelante), salimos al carrer de la Cera, que dos calles más a la izquierda nos lleva al carrer de Sant Climent y de allí directamente a nuestro siguiente alto en la ruta.

Se trata del Jardinet del Pedró, situado en la medianera del Teatre del Raval. Un jardín vertical de 120 m2 inaugurado en el 2014 que destaca por su autosuficiencia, no necesitando ni que se le proporcione de forma externa riego ni electricidad, ya que cuenta con depósitos de recogida de agua de lluvia y placas solares que permiten el bombeo para el suministro de cada una de las plantas.

Mural de Chillida

Unos metros más abajo del Jardinet del Pedró nos encontramos con la plaza del mismo nombre. Muy emblemática en Barcelona aunque poco reivindicada por encontrarse allí el lugar donde según la tradición, Santa Eulàlia fue crucificada. La decora una fuente rematada con la imagen de la santa, réplica de Frederic Marès (la original fue destruida en la Guerra Civil). Se dice que el obelisco, alzado en torno a 1672, se trata del primer monumento conmemorativo creado en Barcelona.

Después de esta necesaria parada histórica, seguimos mano izquierda hacia el carrer del Carme, que al poco de su cruce con Riera Alta nos deja también a mano izquierda el popular carrer de Joaquín Costa: en la memoria colectiva por ser el lugar donde residía Enriqueta Martí: la Vampira del Raval.

La segunda de las calles que nos deja a mano derecha Joaquín Costa (Ferlandina) nos deja en nuestra siguiente parada: de gran valor artístico dentro del arte urbano en Barcelona y muy significativo por lo transformador que supuso para el lugar. Se trata del mural «Barcelona, G-333, 1998», del escultor Eduardo Chillida.

Su valor no solo reside en la autoría, artista al que le debemos entre otras obras el icónico «Peine de los Vientos», sino por ser este su primer gran mural cerámico (realizado tan solo 4 años antes de su fallecimiento) y por ser uno más de los elementos transformadores de esta zona del Raval.

La Gentrificación planificada del Raval

Alabado y criticado por partes iguales, lo que la obra de Chillida y, más intensamente, el eje MACBA – CCCB pretendieron a mediados de los 90 fue un brutal lavado de cara del por entonces Barrio Chino.
Profundamente degradado durante décadas, El Raval alcanzó su cénit de «inhabitabilidad» durante la década de los 80 y primeros 90 con el apogeo de las drogas y la lacra del SIDA bien presente.

Su situación céntrica y el encontrarse en lugares de paso para puntos tan emblemáticos como las Ramblas o Plaza Cataluña obligaban a las administraciones a plantar cara a un problema demasiado visible no solo para los barceloneses, y el proyecto Barcelona Posa’t Guapa resultaba perfecto para ello, pero poco ambicioso para el tamaño del problema.

Es por ello que, siguiendo el modelo aplicado a otras ciudades y que dio paso al fenómeno conocido como gentrificación (el Guggenheim en la ría de Bilbao o el Tate Modern en el Bankside londinense), se decidió modernizar el barrio mediante megalómanas intervenciones urbanísticas.

El plan se dividió en dos fases: una primera durante la década de los 90 destinada a modificar la cara norte ravalina, y una segunda fase ya en el nuevo milenio encargada de la cara sur.

A la primera le debemos el mencionado eje museístico MACBA – CCCB, mientras que a la segunda toda la Rambla del Raval y la filmoteca de Catalunya. Pese al moderado éxito (si bien el Raval sigue siendo foco de conflicto, al menos ha mejorado notablemente como lugar transitable), las críticas vienen de la gran cantidad de viviendas que se vieron desplazadas y que el proyecto no fuera integrador, teniendo en cuenta a los vecinos y sus propias necesidades.

El caracter transformador del mural viene de la propia intencionalidad de Chillida, que supo ver el valor de lo que transmitía el Barcelona Posa’t Guapa antes incluso de que integraran su obra en el proyecto original.

Fue el artista vasco quien, ante la petición de una obra que decorara la recién reformada plaça dels Àngels con el lustroso MACBA presidiéndola, reparó en que para integrar el impoluto edificio de Richard Meier con el resto del barrio, debía mejorar su margen izquierdo, donde se encontraba una medianera desnuda que afeaba el conjunto.

Para remediarlo, diseñó el mural de hormigón refractario que hoy podemos apreciar en este mismo lateral, situado a tres metros de altura para que su función resulte más paisajística.

Mural “Todos juntos podemos parar el SIDA”

Para la siguiente parada no tenemos más que girar la cabeza hacia la izquierda. Exactamente en el mismo muro de hormigón en el que se encuentra la obra de Chillida (seguramente, y es difícil decirlo de este material… el hormigón más bello de toda Barcelona, con permiso del brutalismo) nos encontramos con la reproducción del mural que en el mismo lugar hizo el artista gráfico Keith Haring en 1989.

No menos relevante que la obra de Chillida, esta pieza es una auténtica joya del arte contemporáneo y, por extensión, del arte urbano en Barcelona, tanto por los reconocibles e influyentes trazos de Haring, como el contexto en el que se realizó y el fuerte mensaje que transmite.

Tal como hemos podido mencionar en el destacado de la anterior parada, en 1989 al Raval se le conocía despectivamente como Barrio Chino, por ser un espacio ajeno a la ciudadanía y por ser un foco de inseguridad y, debido a las drogas y el SIDA, insalubridad. Siendo aún una enfermedad desconocida, sin cura y muy ligada a colectivos estigmatizados como el homosexual, el VIH en todas sus vertientes era un tema absolutamente tabú y del que todos (afectados y sociedad en general) rehusaban hablar sobre él.

Haring en 1988 contrajo la enfermedad, hecho que le llevó a, a partir de entonces, dedicar su exposición pública a concienciar sobre la enfermedad. Razón por la que en su estancia en Barcelona, quisiera plasmar su arte en un muro de un barrio tan lacrado con la misma como el Raval.

Pese al uso de la metáfora, el mensaje difundido es de todo menos sutil: una enorme serpiente que porta una jeringuilla persigue a diversos personajes representativos de toda la sociedad, mientras que la rodean diferentes métodos anticonceptivos y una tijera la parte por la mitad a la altura de uno de sus extremos donde tenía atrapada a una pareja.

Por si el título y la alegoría no fuera suficiente, Haring usa un potente color rojo sangre para causar mayor impacto, en un momento, -repetimos-, en que todo lo que olía, se veía o sonaba a SIDA incomodaba.

La obra que hoy apreciamos no es 100% original, sino que se trata de una reproducción mediante calco, ya que tras el fallecimiento del emblemático artista neoyorkino tan solo un año después, en 1990, tanto el Ayuntamiento como los responsables de su obra se apresuraron a reproducir el original para evitar su deterioro.

Escuela Vedruna – Àngels

Seguimos en el entorno del MACBA y desde la misma plaça dels Àngels podemos apreciar la siguiente obra, algo para lo que ya estaba preparada su función…

Como ya hemos podido apreciar tanto en la primera ruta de la Barcelona Posa’t Guapa, como en la propia concepción del proyecto, la magnitud de la intervención de cada una de las obras no es la misma… Así, en el proyecto original encontramos planes ambiciosos y destinados a convertirse en monumentos como Balcones de Barcelona, y otros más modestos, destinados simplemente a modificar un paisaje anteriormente deteriorado, como las medianeras de Riego o Badal.

Esta intervención en la techumbre de la Escuela Vedruna vira más hacia lo segundo que a lo primero, pero sin que la intencionalidad de enriquecer el paisaje no deje de estar presente.

Se trata de una cubierta de hierros que simula el perfil de los edificios del barrio, con su apariencia destartalada y las antenas como elemento más carismático. Un guiño a un espacio que lucía deteriorado pero que, a base de maquillaje e intervención, hoy nos permite descubrir algo bello en cada rincón, por oculto que parezca.

Gats

Subiendo el carrer de Elisabets que recién comienza junto a la escuela Vedruna, justo donde finaliza uniéndose con la plaza del Bonsuccés nos topamos con el carrer de Xuclà, que se ensancha levemente en su cruce con Pintor Fortuny formando la que popularmente se denomina la plaza de los gatos.

El motivo de este felino nombre no es otro que el mural que nos ocupa. Una intervención del ilustrador Arnal Ballester también dentro del proyecto original de Barcelona Posa’t Guapa, fechado en 1998.

Así, nos encontramos con una pared otrora desnuda de ladrillo en piedra, que ha sido semicubierta con formas rectangulares de tonos mayoritariamente marrón pastel, en consonancia con su lienzo, y al que se le han añadido las figuras de seis gatos en diferentes estilos artísticos pero con el trazo como característica común, asemejándose algunos de ellos a las formas cubistas en otro más de los guiños de Barcelona hacia Picasso.

Mural «Visibles»

Volvemos a la primera parte de la ruta para rescatar un nombre, Teo Vázquez, al que ya le atribuimos varias obras en la ciudad. Fue concretamente a la hora de hablar de la intervención en el Edificio Pantera Rosa de la Marina: un mural donde mediante un proyecto de barrio, se pretendía dar visibilidad a los vecinos de diferentes etnias y orígenes plasmando sus rostros en el lateral del edificio.

En este caso, nos encontramos una obra de similares características adentrándonos hacia la Rambla y cruzando el passatge Amadeu Bagués, que atraviesa el edificio Palau Nou de la Rambla (MBM Arquitectes, 1993).

En el parking que se sitúa entre el passatge y el carrer del Cardenal Casañas, dormía Jaume Mengual junto a su perra Laika, y para que nadie se olvide de esta realidad a unos metros solo de la arteria más transitada de la ciudad, un mural nos lo recuerda.

Más allá de lo artístico de la técnica y fotografía de Vázquez, este es el sentido del proyecto «Visibles«, a cargo de la Fundació Arrels: una asociación que ayuda a que cada persona que se ve en la calle, pueda vivir de forma digna y, sobre todo, nunca de espaldas a la sociedad.

Esta es una sola de las 13 obras muralistas que se engloban dentro de un proyecto que, más allá del ornamento, tiene mucho sentido su vínculo con el «Barcelona Posa’t Guapa»: ambos pretenden hacer de lo que antes se escondía debajo de la alfombra, algo bello, visible y digno de mostrar.

El proyecto visibles es uno de los más reivindicativos de los heredados del Barcelona Posa't Guapa
A pocos metros de este lugar, en la plaza Salvador Seguí, encontramos en los muros de la Filmoteca de Catalunya otra de las obras de Teo Vázquez dentro del proyecto «Visibles». Esta vez dedicada a Miguel Navarro

«El Món Neix a Cada Besada»

Saludamos a la Basílica del Pi y, con un poco de suerte, podemos disfrutar del Mercat d’Artesans de l’Alimentació antes de abordar el carrer de la Palla hasta la Plaça Nova, donde la Catedral no nos debe cegar y debemos buscar la recóndita Plaça Isidre Nonell (la encontraremos tras los murales de Picasso).

Allí nos espera una de las obras más curiosas de la «post Barcelona Posa’t Guapa»: un mural extremadamente contemporáneo por lo que representa y por cómo se ha llevado a cabo; por lo que muestra explícitamente y por lo que esconde sutilmente.

Ruta de la Barcelona Posa't Guapa Centro nos descubre piezas contemporáneas como este Beso, de Joan Fontcuberta

Se trata de «El Petó» de Joan Fontcuberta, también conocido como «El Món Neix a Cada Besada»: nada más y nada menos que un mural cerámico compuesto por 4000 azulejos en forma de mosaico que dibujan dos labios besándose apasionadamente.

Lo más representativo de la obra no es la actitud libidinosa de los protagonistas, sino que cada uno de los azulejos lo componen imágenes enviadas al diario El Periódico en 2014, en la que se representan «actos de libertad». De esta forma, nos encontramos con una obra colectiva que tiene dos formas de visualizarse: de forma conjunta como un acto de pasión, o de forma independiente como 4000 actos de libertad.

Por si toda esta significación se quedara corta, esta obra forma parte de las conmemoraciones del «tricentenari»: los 300 años de los actos de 1714.

Medianera de Sant Pere Més Baix

Callejeando en busca de Vía Laietana a través del carrer del Doctor Joaquim Pou, nos espera justo en la otra acera el carrer Sant Pere Més Baix, una de las arterias del Born más concurridas y tristemente protagonista de los hechos que se narran en el maravilloso (y poco revindicado) documental «Ciutat Morta«.

Es al poco de abordar esta calle donde encontramos otro de los originales de la Barcelona Posa’t Guapa: una medianera que anuncia el nombre del carrer y su carácter comercial justo al momento en el que se estrecha, invitando a todos los transeúntes a abandonar el trajín de Vía Laietana y embriagarse del propio y con carácter del Born menos artificial.

Formigues

Tan solo tres calles en su margen derecha debemos contar de Sant Pere Més Baix para salir de su nerviada y sentir la experiencia de callejear por el Born más auténtico, aquel que nos permite abordar calles estrechas y húmedas para, de golpe, encontrarnos con la amplitud y magnificencia de rincones como el Mercat de Santa Caterina.

Pese a que su cara más fotogénica es la que da a la avinguda Francesc Cambó, nos detenemos en la trasera del otrora convento y, tras apreciar las viviendas sociales creadas por el mismo equipo que rehabilitó el Mercado en 2005, seguimos nuestro camino por el corazón del Born más turístico.

Esto nos obliga a atravesar el carrer Princesa en busca del carrer Montcada, donde nos esperan joyas museísticas (y hordas de turistas) como el Picasso, el etnográfico o el MOCO, y cuyo final nos lleva al otro gran hit del barrio: Santa María del Mar.

Dándole de nuevo la espalda a otro icono, seguimos el camino contrario a su fachada por el Passeig del Born, en cuya esquina con el carrer Rec nos enfrentamos a otro de los originales del Barcelona Posa’t Guapa, y de los emblemáticos…. el mural Formigues, de José Manuel Pinillo, basado en el caligrama que publicó Joan Salvat-Papasseit en 1921.

Así, tal como ocurría con el mural Platko, Pinillo utiliza la poesía ágil y vanguardista de Salvat-Papasseit para representarla a modo de haiku japonés en una medianera que esperaba hasta la celebración del Fòrum de las Culturas en 2004, para lucir su mejor versión.

La Ruta de la Barcelona Posa't Guapa Centro repite trucos visto en la primera ruta, como los caligramas decorando medianeras

La Cabeza de Barcelona

No os vamos a indicar por dónde salir al Passeig de Isabel II, ya que desde Formigues conlleva «ignorar» o bien Santa María del Mar, o bien el Mercat del Born, por lo que el requiebro en la ruta está más que justificado para apreciar una Barcelona que no por masificada, debe ser más ignorada por sus habitantes.

Encarando Isabel II hacia el passeig de Colón, -eje que con tal nomenclatura se ha convertido en el epicentro de las protestas anticolonialistas-, justo donde comienza éste último y el moll de la Fusta encontramos una auténtica joya del arte urbano en Barcelona que, si bien no se adscribe al carácter original del «Posa’t Guapa» (decorar medianeras), sí se engloba en el programa conjunto dedicado a embellecer la ciudad para las Olimpiadas del 92.

Para tal fin, se encargó a nada más y nada menos que el icónico artista de arte pop Roy Lichtenstein, una obra que transmitiera el estilo de sus lienzos a la tercera dimensión. Algo que fue posible gracias al trabajo del escultor pacense Diego Delgado Rajado, que dio forma a esta «Cabeza de Barcelona» a partir de una maqueta reducida del artista estadounidense realizada en 1985.

La Cabeza de Barcelona recoge tanto rasgos del propio Lichtenstein (el puntillismo, los trazos y colores obtenidos de la cultura del cómic, el «brushstroke» o «brochazo» en boca, nariz y ojos tan característicos de su obra) como del arte representativo barcelonés (el uso del trencadís gaudiniano, los mosaicos, las formas y líneas curvas propias del modernismo) dando forma a una escultura de 15 metros y 90 toneladas única en el mundo.

La Ruta de la Barcelona Posa't Guapa Centro nos muestra piezas museísticas como este original de Roy Lichtenstein, maestro del arte pop

La Gamba de Mariscal

Tan solo tenemos que girar la cabeza hacia el Monumento a Colón para descubrir la siguiente parada de esta ruta que va tocando a su fin. Se trata de otra de las esculturas que, al son de la fiebre olímpica, se colocaron en zonas «degradadas» para embellecer la ciudad para la cita del 92.

Y es que aunque hoy nos cueste pensarlo, un lugar tan de postal (bueno, tan de Instagram) como es hoy en día el Moll de la Fusta, en los años preolímpicos lucía como un fanguizal maltratado por años de actividad industrial.

Es por ello por lo que una de las prioridades del equipo de Maragall fue dar brillo a la zona, llegando hasta aquí la pretensión de la manida, -pero no por ello menos cierta-, idea de reconciliar a Barcelona con su mar, tras décadas y décadas viviendo de espaldas a ella.

Como parte de este plan, se pretendió crear un paseo a semejanza de lo que aún hoy es el Port Olímpic, combinando el ocio diurno con el nocturno. Para ello concedió licencias a cinco restaurantes para que funcionaran como «chiringuitos» pero a la nueva Barcelona: con más olor a mar que a fritanga.

La Ruta de la Barcelona Posa't Guapa Centro se empeñó en crear iconos fotografiables para el 92, como esta emblemática gamba de Mariscal

Es en el que se situó más al norte el que elevó al cuadrado la apuesta, contando con nada más y nada menos que con el autor de Cobi para su decoración, siendo de hecho Javier Mariscal amigo íntimo del dueño del Gambrinus, que es como se llamaba el restaurante en cuestión.

Mariscal se inspiró en los cruceros de los años veinte para decorar su interior, pero lo que más llamó la atención fue lo que hizo en el exterior ante la petición de su amigo de crear algo que hiciera a su restaurante más distintivo que el resto.

Para ello, el diseñador valenciano colocó una imponente gamba (con pinzas de langosta, eso sí) muy a su estilo, cercano al cómic y, por tanto, creando un tándem perfecto con la vecina obra de Lichtenstein.

La gamba de Mariscal fue creada por un maestro fallero, y la idea surgió ante la negativa del Ayuntamiento a que los chiringuitos rotularan la estructura, creada para que lucieran unos iguales que otros

La gamba permaneció sobre el restaurante Gambrinus hasta que, pasados los diez años de la licencia otorgada por el Ayuntamiento, éste decidió no renovarla a ninguno de los chiringuitos, ya que de imagen de la Barcelona chic, pasaron a convertirse en zona de after degradándose todo el entorno.

Tras esta decisión (y varios litigios de por medio) la gamba de Mariscal permaneció en almacenes municipales hasta que, una vez resuelta la adquisición por parte del consistorio, volvió a su lugar original en 2004 para adecentar otro evento, en esta ocasión el del Fòrum de las Culturas.

Desde entonces la Gamba saluda a todo el que aborda la Barcelona más marítima, aunque de reclamo publicitario haya pasado a tener su propio protagonismo sobre las esqueléticas estructuras convertidas en pérgolas que ya la sostuvieron décadas atrás.

La Ruta de la Barcelona Posa't Guapa Centro nos muestra curiosidades como esta gamba de 15 metros

Medianera de los Objetos

Para dirigirnos a la última parada de la ruta debemos hacerlo con la ya nombrada pretensión con la que la ciudad quiso abordar los años del Barcelona Posa’t Guapa original: mirando al mar, siendo la medianera en cuestión también una de sus últimas intervenciones dentro del proyecto original ya heredado por el Institut Municipal de Paisatge Urbà.

Así, en una de las paredes desnudas que asomaban al Passeig Marítim (concretamente la del carrer dels Pescadors, 85), se intervino en 2011 para que 1.300 niños y jóvenes de 26 escuelas del distrito de Ciutat Vella, crearan colectivamente un homenaje a Pere Calders y su cuento «El principio de la sabiduría», del libro Crónicas de la verdad oculta.

El Homenaje a Calders de la Medianera de la Barceloneta tiene un hermano mayor en la Ronda de Dalt (tramo Escorial – Cerdeña) , donde en 2004 una intervención similar incrustó en el pavimento pequeñas piezas de vidrio con objetos en su interior.

La idea es que seleccionaran hasta 19 objetos que evocaran al popular relato, quedando finalmente plasmados un paraguas, una pelota, una espina de pescado, un osito de peluche, un tornillo, un barco de papel, un collar, una zapatilla, una botella, un grifo, una maleta, una clave, unos auriculares, unos prismáticos, un patinete, una gorra, un reloj de arena, una concha y una estrella de mar.

Y de esta forma, mirando al mar con el que nos reconciliamos en los albores de 1992, termina esta segunda ruta del arte urbano en Barcelona, dedicada a la «Barcelona bien maquillada»: aquella que en vez de tapar sus imperfecciones, las realza y llena de significado.

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