El Eixample tenía como misión «rellenar» el pla de Barcelona con una cuadrícula perfecta que uniera todos los núcleos urbanos existentes, entre los cuales estaba Poble Sec y una creciente Font de la Guatlla. Así, los cuadrados del Eixample debían continuar hacia lo que hoy es la França Xica y la parte baja de la Font Florida.
¿Qué pasó para que el plan Cerdà pasara de largo a las faldas de Montjuïc? La Exposición del 29, que tenía otros planes bien distintos para este rincón de la ciudad.
El barrio de la França: el proyecto de Cerdà que no contempló el propio Cerdà
A decir verdad, hoy ni la Font la Guatlla ni el Poble Sec forman parte del Eixample porque su propio creador no los quiso incluir como parte del proyecto. El Eixample de Cerdà empezaba y acababa en el Paral·lel y la Meridiana, que son las dos fronteras perfectamente planificadas que contempló el más famoso de los urbanistas barceloneses.
Eso no quita que el notable éxito del Eixample, pidiera una continuidad en el espacio que iba quedando disponible a medida que la ciudad crecía. Es por esta razón por lo que la famosa cuadrícula aparece lejos del ahora distrito como sucede en la gran parte de Poble Nou, Sant Martí, Camp de l’Arpa o Navas, y lo mismo se pretendía hacer en el lado Llobregat, lo que hubiese permitido dibujar un mapa similar en los barrios de Poble Sec y Font de la Guatlla.
El complicado relieve de Montjuïc y que gran parte del Poble Sec ya estaba urbanizado cuando se puso en marcha el plan, fueron las dos principales razones por las que el barrio de Serrat no luce a día de hoy cuadriculado. Pero la ladera del lado montaña, significativamente más llana y sin apenas viviendas, permitía una extensión del plan alrededor de la Gran Vía.
En este detalle reparó el arquitecto y urbanista Josep Amargós, que presentó su propio Eixample en el concurso que el ayuntamiento organizó para urbanizar esta zona en 1890. Concurso que ganó y que comenzó a dar forma.
De la França a la França Xica: de cómo la Expo del 29 descuadriculó el nuevo barrio
Amargós disponía para su «petit Eixample» unos terrenos nada desdeñables. Un espacio para edificar que iba desde el carrer de Radas hasta la Font Florida, exactamente los terrenos por los que no había crecido aún el barrio de Poble Sec y la Font de la Guatlla.
En aquellos tiempos, finales del s. XIX, no existía ni la Plaza España, ni Casaramona (hoy Caixafórum) y ni mucho menos la Font Màgica y los jardines de María Cristina: la Font de la Guatlla no era más que pobres asentamientos de cultivadores de la alfalfa y recolectores de los frutos que crecían al auspicio de las rieras que por aquí bajaban desde lo alto de Montjuïc.
Dependientes de los terratenientes que se asentaban en Poble Sec, la creación de este núcleo respondía a la necesidad de apaciguar y dignificar un espacio prometedor, cercano tanto a la Barcelona agrícola y fértil, como a la Barcelona industrial que comenzaba a despuntar con fábricas como la Can Batlló o La Porcelana.
Por esta razón, el plan de Amargós pasó de ser un simple proyecto urbanístico más a un heredero de la magnificencia del Eixample cerdaniano, recibiendo similar exposición mediática e interés de los burgueses por disfrutar de un Eixample en plena montaña.
De un plan urbanístico a un pelotazo urbanístico
El Eixample de Amargós tuvo la desgracia de convivir en el tiempo con el primer gran evento de la Barcelona aperturista, de la Barcelona que miraba más allá de sus fábricas y comenzaba a ver en la proyección internacional una fuente de riqueza menos contaminante y gris.
El plan del barrio de la França se aprobó tan solo dos años después de que se celebrara la gran Expo internacional de 1888, en la que el alcalde Rius i Taulet dio un golpe de efecto a las políticas barcelonesas estableciendo un particular modelo de crecimiento urbanístico y económico: la celebración de grandes eventos.
Es por ello por lo que un Francesc Cambó que comenzaba a despuntar como político y mecenas cultural, con gran influencia en el Ayuntamiento a comienzos del s. XX, decidió emprender políticas similares a las de Rius i Taulet y proponer para los terrenos que serían del nuevo Eixample, un futuro aún más prometedor: el espacio que sirviera de puerta a Montjuïc para una nueva exposición, la de 1929.
La cuadrícula seguía en mente del plan urbanístico, pero el plan de Amargós se vería modificado incluyendo una amplia avenida que hiciera de puerta a un Montjuïc al que se accedía a golpe de pierna ladera arriba.
Los primeros edificios del plan se comenzaron a llevar a cabo por el lado de Poble Sec, en torno a la iglesia de Santa María de Lourdes, pero el lento ritmo de construcción se topó con el rápido crecimiento de la zona, que a principios del s. XX se fue llenando con fábricas como Casarramona o Can Butsem (y sus correspondientes asentamientos obreros alrededor).
Ya avanzado el nuevo siglo, la zona estaba tan desfigurada en comparación con las perfectas líneas del Eixample que no tenía ningún sentido extenderlo más allá del Paral·lel, abandonándose por completo el proyecto del barrio de la França, que quedaría tan solo en torno al carrer Lleida como la França Xica.
¿Por qué la França Xica?
La respuesta a la pregunta la encontramos en que pasó de ser un barrio ambicioso, formado por numerosas calles que continuaban el legado de Cerdà, a un conjunto de apenas un par de manzanas apenas reconocibles como herederas de las del Eixample. Pasó de la França a la França Xica.
Esta explicación resuelve el por qué el apellido «xica», pero ¿por qué França?
La razón la encontramos en que a este lado de Montjuïc había una alta concentración de emigrantes del país vecino que trabajaban tanto en el puerto, como en las fábricas de la zona, que no dudaban en mostrar los rasgos de su cultura tanto como para que, independientemente de si existía el barrio o no, se conociera al lugar como la França.
La otra França Xica |
Curiosamente, la denominación de la França Xica no resultó exclusiva de este pequeño lugar del Poble Sec: en el otro poble barcelonés, el Poble Nou, en el entorno de lo que hoy es la torre de l’Aigua, se produjo un asentamiento de trabajadores en torno a la fábrica MACOSA – Can Girona que, curiosamente, también eran en su mayoría provenientes del país pirenaico, lo cual valió la denominación oficial de la França Xica. Con la llegada de la democracia y el ordenamiento tanto urbano, como del nomenclátor barcelonés, esta duplicidad se resolvió a favor de la França Xica del Poble Sec, al tener mayor arraigo histórico. Desde entonces, este barrio se conoció como Front Marítim y, posteriormente con las notables mejoras que se realizaron en el entorno tras alcanzar la Diagonal el parc del Fórum, pasó a llamarse Diagonal Mar. |
Tal era el arraigo francés del lugar que, justo en la zona donde se comenzó el fallido proyecto de Amargós, se encuentra la primera iglesia de Cataluña dedicada a la virgen de Lourdes, que también tiene el honor de ser la parroquia más antigua del Poble Sec, incluso más antigua que la de Santa Madrona que encontramos en el carrer Tapioles.
La França Xica a día de hoy
Encajonada entre el bullicio del Paral·lel, los primeros edificios de la Barcelona de la Expo del 29 y el Poble Sec más turístico, el barrio de la França Xica tiene en la mencionada iglesia uno de sus puntos de más interés.
¿Cómo la virgen de Lourdes ganó tanta importancia en el barrio de, nada más y nada menos, la tercera de las matronas de la ciudad? la respuesta tiene trampa, ya que la hoy parroquia de la Mare de Déu de Lourdes estaba dedicada en primer lugar a Santa Madrona, cambiando de nomenclatura solo cuando estuvo lista la nueva parroquia de la santa en el carrer Tapioles.
Construida en 1886 como parroquia de Santa Madrona, no cambiaría de nombre a parroquia de la Mare de Déu de Lourdes hasta 1888, cuando estuvo lista la hoy iglesia de Santa Madrona, que lucía con mayor porte y elegancia como para ser nombrada por la madrona del lugar.
Como por aquel entonces los franceses ya ocupaban la zona, y comenzaba a ser muy popular el milagro de Lourdes (acontecido tan solo 30 años antes, en 1858), nadie puso pegas a que la «antigua» (con solo tres años de existencia) parroquia de Santa Madrona se adjudicara a la virgen francesa.
Resulta curioso como, la que sigue siendo la parroquia más antigua del Poble Sec, luce con un aspecto mucho más moderno y actual que su sucesora en cuanto a acoger la veneración a Santa Madrona, mucho más envejecida y con materiales más clásicos como la piedra.
Esto se debe a que la parroquia de la Mare de Déu de Lourdes tuvo que ser reformada en 1916, tras sufrir los ataques de la Setmana Tràgica de 1909, reconstruyéndose en un estilo más ecléctico y dejando atrás el aire historicista de su hermana menor.