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Edificios sorprendentes de Barcelona

Casa de la Lactancia: el recuerdo de una Barcelona concienciada con la maternidad

La Casa de la Lactancia es hoy un emblemático centro para mayores en plena Gran Vía, pero su creación abarcaba una etapa vital bien distinta: la salud de los recién nacidos, en una Barcelona pionera y volcada con el tratamiento de la maternidad.

Hoy la Casa de la Lactancia luce como emblema de otro de los avances sociales del s. XX: como un centro para mayores, pero su creación en 1903 respondía a la etapa vital contraria: a la de los recién nacidos. Aquí se aseguraba a las madres que pudieran tener problemas a la hora de proporcionar lactancia a sus neonatos, leche materna esterilizada y segura con la que nutrirlos.

La razón de la creación de esta entidad municipal, que también proporcionaba ayuda a la mujer embarazada y a familias en estado de pobreza, se debía a la alta mortalidad infantil que se sufría por la falta de un entorno higiénico y de cuidados a los recién nacidos.

Esto produjo que, desde el Ayuntamiento en colaboración con la Fundación Gota de Leche, se creara un organismo que pudiera ofrecer y garantizar las condiciones adecuadas de salubridad e higiene a los bebés que no dispusieran de condiciones dignas.

Casa de la Lactancia: un modelo pionero de Seguridad Social

Hoy es casi un tópico alabar la Sanidad Pública española, y pese a que muchos se empecinen en empobrecerla a favor de las privatizaciones, realmente es modelo de orgullo que podamos tener garantizada la atención sanitaria sin tener en cuenta ni renta, ni género, ni raza.

No obstante, el buque insignia de la sanidad española, no viene de la nada, y responde a diferentes medidas que, sobre todo desde finales del s. XIX y principios del XX, se llevaban a cabo para mejorar las condiciones de salubridad y socioeconómicas de la ciudad, proporcionando servicios básicos que respondieran a problemas como la alta tasa de mortalidad o la baja tasa de alfabetización.

Es así, por ejemplo, como en este último caso, se desarrollaron las Escuelas del Patronato, permitiendo el acceso a la educación a un gran número de menores cuando, en torno a 1910, una cuarta parte de este segmento de población no estaba escolarizado.

En el caso sanitario, la máxima preocupación era la alta tasa de mortalidad en neonatos. Mortandad que se producía por problemas tan básicos y fácilmente solucionables como una nutrición adecuada.

Siguiendo el modelo desarrollado por el médico francés León Dufour en el París de 1894, la municipalidad de Barcelona crea en 1903 la Casa de la Lactancia: un espacio pionero en España donde las madres que tuvieran problemas a la hora de alimentar a sus recién nacidos, pudieran disponer de leche materna.

Esta leche materna se ofrecía siguiendo las técnicas de pasteurización que permitían que los microorganismos que pudieran hacer enfermar a los neonatos, desaparecieran de la leche, permitiendo con ello la alimentación en los primeros meses de forma sana y segura.

La Casa de la Lactancia inició su andadura en un dispensario del carrer Valdonzella, trasladándose al edificio que aún llega a nuestros días en 1913.

La Maternidad en Barcelona: un aspecto prioritario en la Edad Contemporánea

Tal como hemos podido avanzar, la Casa de la Lactancia no es el único modelo que se desarrolló para garantizar la salubridad en una Barcelona aún sin un modelo estable de Seguridad Social.

Aunque ya existían espacios como el Hospital de la Santa Creu, que garantizaba la atención sanitaria sin exclusiones sociales, en una época en la que aún aprendíamos cuestiones de salubridad tan básicas como no lanzar orines ni deposiciones en plena calle, facilitar el acceso a estos servicios a los colectivos más vulnerables se convirtió en una prioridad para garantizar el bienestar colectivo.

De esta necesidad surgieron numerosas iniciativas municipales para ataviar casos concretos como la falta de recursos para una maternidad óptima. Así, a la Casa de la Lactancia le acompañaron instituciones incluso más tempranas y ambiciosas, como el caso de la Casa de la Misericordia y su afamado torn dels orfes, -donde se depositaban los bebés de las madres que no podían hacerse cargo de ellos-, o el Recinto de la Maternitat.

Este último caso es muy representativo de la correcta importancia que la ciudad le dio al cuidado de la maternidad: un recinto de 85.000 m2 y 10 pabellones dedicado de pleno a cubrir las necesidades de madres e hijos en sus primeros meses de vida.

El Recinto de la Maternitat se crea en Les Corts de forma coetánea a las medidas que se estaban llevando a cabo en París para mejorar la salubridad a través de algo tan básico como la maternidad, comenzando su construcción en 1889 bajo el nombre de Casa Provincial de Maternitat i Expòsits.

Recinto de la Maternitat: el gigantesco embrión de la Casa de la Lactancia

Pese a lo revolucionario y pionero que resultó la creación de la Casa de la Lactancia en 1903, en Barcelona ya se disponía de un servicio similar dentro de las 8,5 hectáreas del Recinto de la Maternitat.

Concretamente, en el denominado como Pavelló Mestral, encontrábamos el servicio de lactancia, que curiosamente fue el primero de los pabellones en finalizarse y ponerse en marcha, en 1893.

Desde aquí se daba acogida hasta 160 recién nacidos recogidos de la calle o del torno de la Casa de la Misericordia hasta los dos años de edad, distinguiéndose de la Casa de la Lactancia en que su función era específica de dar alimentación a los expósitos, sin atender demandas como la esterilización o abriendo la cobertura a madres que no hayan incurrido en el abandono de sus hijos.

La limitación de los dos años de edad no se trataba de una medida excluyente, sino de ordenación del recinto, ya que para las necesidades de los niños en edades comprendidas entre los 2 y 5 años estaba el Pavelló Ave María.

El resto de pabellones tenían una función más hospitalaria e higienista, siguiendo la preocupación imperante en el s. XIX que había llevado, entre otras cosas, a derribar las murallas medievales y a crear el Eixample, existiendo pabellones para tuberculosos e infecciones, tratamiento de cadáveres, lavandería, soláriums, etc.

El Recinto de la Maternitat siguió creciendo durante el s. XX, incorporando edificaciones y ampliando sus usos hasta 1957, convirtiéndose poco a poco en un hospital de apoyo al Clínic, aunque siempre sin perder su especialización como maternal.

Este hecho le permitió ser puntero en aspectos como los cuidados obstétricos y ginecológicos, siendo referencia en el cuidado pre y post parto.

La representación de la Maternidad en Barcelona

La Casa de la Lactancia y el Recinto de la Maternidad no son las únicas referencias que la ciudad rinde a un hecho sin el que no habría vida alguna. Barcelona está llena de referencias y, sobre todo, esculturas, con la maternidad como protagonista.

Los relieves y capiteles de la Casa de la Lactancia

Comenzamos las referencias esculturales a la maternidad en Barcelona sin salir del edificio que protagoniza el artículo.

Sin duda, se trata de los elementos que dan personalidad y belleza al edificio, destacando sobre todo el altorrelieve que remata el edificio y que representa a una mujer dando un biberón a un recién nacido, sin dejar lugar a dudas el primigenio uso de la Casa de la Lactancia.

Fue creado por Eusebi Arnau, prestigioso escultor que nos legó otras obras como la Montserrat de Plaza Catalunya, las musas del Palau de la Música o la representación de Barcelona en el monumento a Rius i Taulet, entre otras.

Arnau también realizó otros elementos decorativos de la fachada, como los bebés que encontramos en los capiteles de la entrada y que representan a dos neonatos: uno bebiendo de una especie de bota y otro sujetando un muñeco de trapo.

También destacan las molduras de las ventanas que, en el caso de la que se encuentra sobre la entrada y bajo el altorrelieve, se inspira (como otros elementos del interior del edificio) en la antigua Casa Estruch, que al momento de la construcción del edificio, se acababa de derruir para dar paso a Plaza Catalunya.

Esculturas del Recinto de la Maternitat

Seguimos recorriendo los edificios que hemos tratado en el artículo para hablar de las diferentes referencias escultóricas que decoran el recinto de la Maternitat en Les Corts.

Construido en la época en el que el modernismo y el novecentismo eran imperantes, la concepción del recinto como un espacio estético y cultural formó parte de su ADN desde un principio, haciéndose extensible esta riqueza estética a los jardines y esculturas con la idea de que éstos sirvieran como parte de la recuperación de quienes allí se encontraban.

Así, nada más introducirnos en el recinto de la Maternitat desde la Travessera de Les Corts, nos encontramos como dos esculturas: Mare de Déu embarassada y Maternitat.

La primera de ellas representa a la Virgen embarazada, con la peculiaridad de estar despojada de todo atributo religioso y con una naturalidad inaudita para una divinidad, intuyéndose su estado únicamente por el sutil posado de la mano sobre su barriga.

La segunda es menos evocadora y más rotunda, representando a una matrona con los dos pechos al descubierto y sosteniendo sentada a un niño de tamaño considerable entre sus brazos. Con esta escultura se representa la salubridad que la institución proporcionaba a madres e hijos.

Las representaciones explícitas a la Maternidad de este recinto terminan con una intervención a modo de pilar de acero corten en el Pavelló Xaloc, usado como archivo histórico, en el que se puede leer la inscripción «a totes les mares» y diversos nombres propios que evocan a la figura maternal.

La Maternitat de los jardines Mossèn Cinto Verdaguer

Salimos de los edificios tratados en el artículo para dar una vuelta por Montjuïc. Arrinconada a la entrada de uno de los jardines más singulares de la montaña mágica, nos encontramos con una maternidad que bien podría formar parte de las esculturas en piedra de plaza Catalunya o del cercano Miramar, a las que evoca con su aire novecentista y formas lisas.

Esta maternidad es obra del escultor Sebastià Badia, cuyo novecentismo le viene heredado al ser el alumno aventajado del escultor Manolo Hugué. Se instaló al poco de abrirse los jardines al público, en la década de los 70.

La Maternitat de Plaza Navas

No nos vamos muy lejos de Montjuïc para situarnos a sus faldas, en el barrio de Poblesec. Allí, en la Plaza Navas se encuentra desde 1995 la copia en bronce de una obra que se situaba en este mismo lugar, creada por el escultor Joan Rebull y que representa a una madre sedente en posición de acogida hacia su hijo de entre 6 y 10 años.

¿Qué pasó con la original? Instalada en esta bulliciosa plaza de Poblesec en 1960, a mediados de los 90 sufrió un acto vandálico siendo decapitada la representación de la madre. Tras este salvaje atentado contra la cultura, el Ayuntamiento decidió restaurar la obra (hecha en mármol) y situarla en el vestíbulo de la Casa Consistorial, colocando en Navas la copia en bronce que aún a día de hoy podemos apreciar.

La Maternitat de la Casa de la Vila

No sería la de Rebull la única Maternitat que podemos apreciar en el Ayuntamiento. Cercana a ésta, entre el acceso al Saló de Cent y la escalera de honor, nos encontramos con una maternidad realizada por el prestigioso escultor Josep Clarà en 1948.

No solo se distingue de la de Rebull por una mayor expresividad y actitud de acogida, sino porque, a diferencia de la del escultor de Reus, la de Clarà que se sitúa en el Ayuntamiento es una réplica de un original situado en Olot, haciendo justicia al «gato por liebre» que le hicieron a la Maternitat de Navas.

La Casa de la Lactancia a día de hoy

Convertida en una residencia para gente mayor de gestión municipal, la casa de la Lactancia continúa así su labor social un siglo y varias décadas después de ponerse en marcha.

No obstante, antes de este último uso, la Casa de la Lactancia siguió su tradición de favorecer a las mujeres parturientas, convirtiéndose en 1968 en una de las clínicas de obstetricia más avanzadas de la época.

Este cambio de uso sin embargo, a nivel estético, no le fue del todo favorecedor, ya que para poder albergarla, sufrió el añadido de una de las más sangrantes remuntas que se realizaron en el Eixample en la época del merecidamente denostado alcalde Porcioles, desfigurando el proyecto original del arquitecto Antoni de Falgueras.

Gracias a una reciente reforma de 2014 a cargo de los arquitectos Joan Pascual y Ramon Ausió, se ha conseguido disimular medianamente la remunta recuperando el protagonismo la fachada concebida por Falgueras y decorada por Arnau

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