En ocasiones paseando tenemos una constante sensación de deja vú… Edificios que nos suenan pero no sabemos de qué exactamente. En el caso de las llamadas Escuelas del Patronato la razón es clara: todas siguen el mismo modelo creado por un arquitecto, Josep Goday, que en las primeras décadas del s. XX vino a solventar un problema creciente de la Barcelona industrial: la falta de un sistema firme de educación pública.
Escuelas del Patronato: una solución artística a un problema estructural
La importancia de por qué debemos proteger una sanidad y educación pública de calidad es precisamente porque no siempre ha sido así. Aunque cronológicamente resulta más posible pensar en cómo sería la sociedad sin una educación disponible para todos antes que en una sanidad privatizada.
La razón es que, si bien el sistema sanitario público lleva siglos entre nosotros (en Barcelona el antiguo hospital de la Santa Creu, -hoy Biblioteca de Catalunya-, data de 1414), en el caso del sistema educativo, las primeras referencias en la ciudad de educación pública y gratuita plena, son de 1922.
Con anterioridad no es que la educación no fuera pública o accesible, sino que no estaba pensada como un derecho global; no se garantizaba el acceso a plaza; dependía de la edad y el tipo de educación a recibir; y todo el sistema de enseñanza era diseñado por la institución que la impartía.
Así, encontramos ejemplos previos como el Institut Jaume Balmes (antiguo Instituto Provincial de Segunda Enseñanza de Barcelona y que data de 1845), los Salesianos de Sarrià (de finales del s. XIX) o el edificio de la Llotja, que durante ese mismo siglo se dedicaba a enseñar oficios, siendo Picasso uno de los alumnos de la Escuela de Artes.
Con una Barcelona en torno a 1910 con 700.000 habitantes, -en la que la cuarta parte de los niños no estaban escolarizados y de los que sí lo estaban solo una minoría accedían a una plaza pública-, el tema educativo pasó a ser un problema estructural grave que requeriría de medidas que pasaban por la creación de nuevas escuelas y la modernización de las ya existentes.
El Patronato Escolar: cuando Barcelona se tomó en serio el tema educativo
Las pocas escuelas que ofrecían una educación gratuita no solo disponían de pocas plazas para cubrir una demanda totalmente desbordada, también tenían problemas de contar con poca o ninguna financiación, lo cual las llevaba a poseer un material paupérrimo, en aulas masificadas, oscuras y con humedades… todo un lujo.
Por ello, en 1916 el Ayuntamiento desplegó un plan parecido al que creó urbanísticamente para la construcción de l’Eixample, constituyendo la Comisión de Cultura, a la que se le encargaría la construcción de nuevas escuelas y que, en 1922, -al entrar en funcionamiento el Ministerio de Instrucción Pública-, acabaría por llamarse Patronato Escolar.
Debido a la urgencia del plan, no contemplaban un concurso público en el que los arquitectos presentaran sus proyectos: hicieron cargo de ello al que ya era arquitecto municipal, Josep Goday (encargado entre otras obras del edificio de Correos de Vía Laietana o la reforma de 1919 de la Casa de l’Ardiaca), nombrándolo arquitecto jefe de la Comisión de Cultura.
Para ahorrar en tiempos y materiales, Goday aplicaba las mismas soluciones constructivas, técnicas y materiales al grupo de ocho escuelas que se le encomendó, razón por la que podemos apreciar edificios muy parecidos en diferentes puntos de la ciudad.
Las Escuelas del Patronado: arte calcado, pero arte al fin y al cabo
El buen gusto y hacer de Goday impidió que la urgencia de la circunstancias, acabara con edificaciones improvisadas o de gusto estético discutible, por lo que las prisas solo quedaron patentes en un mismo patrón de construcción, que al fin y al cabo es lo mismo que podríamos decir del uso del blanco y trencadís por parte de Calatrava… solo que las escuelas de Godoy siguen en pie un siglo después sin apenas desperfectos.
Goday fue fiel a su tiempo y se le relaciona con el novecentismo, superando las formas orgánicas e imposibles del modernismo por unas líneas más sobrias, aunque no por ello carentes de decoración. De hecho, Goday se inscribe en la corriente conocida como neobrunelleschiana, a la que a la rectitud de las formas novecentistas se le suman añadidos propios de la arquitectura renacentista (frontones, pilastras, esgrafiados, etc.), creando obras clásicas con toques monumentales.
La razón por la que las escuelas de Goday no reparaban en ornamentos es porque consideraba que la educación comenzaba por la estética, solo lo bello podía contribuir a fomentar los valores cívicos
En cuanto a la estructura, casi todas constaban de al menos dos edificios (uno para niños y otro para niñas… educación sí, pero mixta no…), de ahí el nombre común de «grupo escolar», que en ocasiones contaban con un tercer edificio donde se repartían las estancias comunales y la administración, que en los de dos se situaba en el semisótano junto al gimnasio y comedor.
En cuanto a la distribución, todas rondaban de tres a cuatro plantas, preferiblemente abiertas a los cuatro vientos para fomentar la entrada de luz y las corrientes de aire.
Creó en total 11 escuelas, entrando la primera de ellas en funcionamiento en 1920, la segunda en 1922 y la tercera en 1923. Las seis restantes de las 9 iniciales proyectadas no se pudieron retomar hasta 1930, ya que en 1924 llegó la dictadura de Primo de Rivera, un señor que no era partidario de lo comunal y decidió disolver el Patronato. Éste se volvió a formar una vez llegó la II República, patrocinando junto a Goday otras 2 escuelas hasta completar las 11 que llevan su firma.
Las 11 Escuelas del Patronato de Goday
¿Y dónde podemos encontrar los diferentes edificios del Patronato de Educación construidos por Goday?
Grupo Baixeras (Vía Laietana)
El primero en alzarse (que no reformarse) fue el denominado como Grupo Baixeras, ya que contó con una peculiar financiación privada que permitió su temprana construcción, iniciada un año después de la constitución de la comisión, en 1917.
Situada en plena Vía Laietana, lleva precisamente el nombre del promotor de esta avenida, que por aquel entonces se acababa de abrir (a costa de tirar abajo media Ciutat Vella… pero esa es otra historia). La razón de este honor es que el arquitecto y financiero Àngel Baixeras legó al Ayuntamiento 500.000 pesetas para que construyera uno de sus colegios en la recién inaugurada vía, y así se hizo en el solar flanqueado por las calles Salvador Aulet y Sots-Tinent Navarro.
Como homenaje, encontramos su escudo heráldico sostenido por unos ángeles en la esquina del único edificio que compone la escuela, ya que el espacio disponible en la vía no permitía mayor construcción, por lo que el edificio se dedicó en exclusiva a la educación de niños, cuyos centros educativos en Ciutat Vella gozaban de peores condiciones.
Institut Lluís Vives (Badal)
La segunda de las escuelas del Patronato y Goday nos desplaza hacia el barrio de Badal, en Sants. Se trata del Institut Lluís Vives, donde esta vez, la amplia disposición de terreno permitió a Goday una distribución que, aunque hacía uso de un único edificio, permitía la estructura en tres cuerpos claramente distinguibles.
Se construyó entre 1920 y 1923 para dar servicio a una de las zonas que más rápidamente se estaba densificando en la Barcelona previa a la Exposición Internacional.
Grupo Escolar Pere Vila (Fort Pienc)
El siguiente grupo escolar es el de Pere Vila, que se inició en 1921 y quedó paralizado por la dictadura hasta que se pudo terminar en 1931. Consta de tres edificios que asoman al Passeig Lluís Companys.
Se trata de las construcciones de Goday que mas recargó de elementos novecentistas. Hecho que podemos apreciar en las terminaciones en frontón de todas sus fachadas y desde su misma entrada, articulada mediante pilastras simulando un atrio clásico, decorado con elementos vegetales y jarrones de terracota con flores y frutas.
Frente a ésta encontramos una estatua desde 1932 dedicada al propio Pere Vila, un indiano que legó toda su fortuna para pagar la construcción de escuelas en Barcelona y La Segarra, siendo de este testamento de donde surgió la financiación de la escuela que aún hoy lleva su nombre.
Lluïsa Cura y Milà i Fontanals (Raval)
El cuarto de los colegios del Patronato es el Lluïsa Cura y Milà i Fontanals, que a pesar de que a día de hoy son dos instituciones diferentes, al momento de proyectarse en 1921 (finalizado en 1930) compartían edificación, en forma de U formando tres naves.
Actualmente el edificio original, promulgado por la propia Lluïsa Cura destinando 192.981,39 pesetas provenientes de la subasta de sus bienes tras su muerte (a pesar de que solo alcanzó a sufragar apenas el 10% del total, cifrado en 1.390.000 pesetas), se ha quedado el nombre que tenía la nave correspondiente a los niños, Mila i Fontanals.
Encontramos el nombre de la benefactora en un nuevo edificio construido por 13 millones de pesetas en 1973 exclusivo para la educación de niñas en la ronda de Sant Antoni.
Como curiosidad, la primera directora del Colegio Lluïsa Cura y Milá i Fontanals fue Rosa Sensat i Vila, una de las mayores referentes de la corriente de renovación pedagógica.
Escuela Ramón Llull (Eixample Dreta)
Pese a ser de los primeros en ser proyectados, en 1919, la Escuela Ramón Llull no se pudo inaugurar hasta 1931. La espera nos legó el que se considera el mejor ejemplo de los edificios proyectados por la Mancomunidad, gracias sobre todo a los ricos esgrafiados de Francesc Canyelles, que también podemos apreciar en las escolas Baixeras, Pere Vila, en el Parlament, edificio de Correos y en el Palau Nacional (MNAC) entre otros.
Su apertura en plena II República supuso toda una revolución en materia educativa. Con capacidad para acoger a en torno a 1.000 alumnos, en sus aulas se pusieron en práctica todo tipo de innovaciones pedagógicas, destacando el método Decroly, mediante el cual se combina el estudio de materias con el auto-conocimiento de la propia personalidad del alumno, de su entorno natural y cívico.
Grup Escolar La Farigola (Vallcarca)
Las cuatro últimas obras de Goday para el Patronato no fueron nuevas edificaciones, sino que se aprovecharon ya existentes que habían quedado en desuso para reconvertirlas en escuela, como es el caso de la Farigola de Vallcarca.
Inicialmente concebida como hostal desde 1900, poco después se convirtió en una escuela de monjas. En 1913 el Ayuntamiento la clausura por unas deficientes condiciones de seguridad e higiene, retomándola como escuela pública en 1920, tras una reforma que duró tres años. Fue por tanto la primera de las escuelas del Patronato en ponerse en marcha.
Durante esta reforma, vemos la intervención de Goday a través de sus característicos colores (ocres, rojizos) y esgrafiados, así como elementos novecentistas como las balaustradas y los jarrones como elementos decorativos.
Colegio Dolors Monserdà (Sarrià)
En el segundo de los edificios reformados por Goday para transformarlos en escuelas no pudo imprimir su característico sello con notas novecentistas. Se trató de la Torre Lledó, reconvertida en el Colegio Dolors Monserdà.
El carácter ya de por sí monumental de la construcción (modernista historicista de 1904, sobre una masía del s. XVII) hace que la intervención de Goday para convertir el palacete en escuela sea mínima, y no veamos sus característicos patrones.
Antes de convertirse en el Colegio Dolors Monserdà y en una edificación modernista, la Torre Lledó como masía acogió a Carlos III, Felipe V y el general Espartero
Pese a que los niños de Sarrià no tenían problemas por costearse su educación, la llevaban a cabo la gran mayoría en viviendas alquiladas para este fin. Hecho que motivaría que el Patronato no dejara fuera del plan a la que ya por aquel entonces era la zona con mayor poder adquisitivo de la ciudad.
Escola Baldiri Reixac (La Salut)
El tercero de los edificios reformados por Goday también tiene una marcada relación con el modernismo, hasta tal punto de tener parte de la huella de Gaudí en elementos que se integran en el mismísimo Park Güell.
Se trata de la Casa Larrard, antigua masía del s. XVIII que fue adquirida junto a sus terrenos por Eusebi Güell, usándola como residencia de verano en lo que fue el germen del conjunto de torres que darían forma al Park Güell. De hecho, el propio Gaudí añadiría el porche, el invernadero y un nuevo acceso a la capilla.
Tras la muerte de Güell, Goday la reformaría para convertirla en la Escola Baldiri Reixac, respetando los elementos gaudinianos pero añadiendo sus característicos esgrafiados.
Escola Jacint Verdaguer (Poblesec)
La última de las reformas de Goday para el Patronato es la Escola Jacint Verdaguer, que a pesar de habilitar las que fueron las antiguas oficinas de la Exposición como centro educativo una vez acabó el evento, no intervino en su fachada. Entonces, ¿de dónde proviene su parecido con otras de sus escuelas, en concreto con la Ramon Llull?
Que toda la construcción se identifique con el inconfundible estilo de Goday se debe a que, a pesar de que el arquitecto principal fue Joan Bruguera Roget, Goday dirigió las obras como arquitecto municipal, usándose el estilo novecentista propio y realizando los esgrafiados Francesc Canyelles, el mismo que intervino en la Escuela Ramón Llull.
Grupo Escolar Francesc Macià (Sants)
Tras la celebración de la Exposicion Internacional de 1929, muchas de sus edificaciones quedaron en desuso, como hemos visto en el caso de las antiguas oficinas. Caso similar a lo que ocurrió con los hoteles y edificios en torno a Plaza España.
En el que hacía esquina con Gran Vía y Creu Coberta, se decidió aprovechar su planta y distribución para albergar otra de las Escuelas del Patronato. Así, el edificio originario de Rubió i Tudurí, cambió de uso para convertirse en 1934 en el Grupo Escolar Francesc Macià, que se completaba con otros edificios como la torre del rellotge (hoy hotel Catalonia Plaza) o el existente donde hoy encontramos la sede de los Mossos d’Escuadra.
Con un Goday que ya presentaba ciertos problemas de salud (fallecería dos años más tarde, en 1936) y un novecentismo ya desfasado, la intervención del prolífico arquitecto de escuelas fue mínima, llegando incluso a día de hoy la escuela casi de forma similar a cómo se encontraba en la década de los 30.
Grupo Escolar Collaso i Gil (Raval)
Proyectado en 1931, se trata de la primera de las escuelas construidas desde cero por Goday que no se inscribe al novecentismo. Si bien muchas de las hasta ahora vistas, se inauguraron casi a la par que daba comienzo ésta, se trataban de proyectos realizados en la década anterior.
Este hecho se hace muy notable no solo por inscribirse en la corriente del racionalismo, donde la decoración se reduce en pro de la funcionalidad del edificio, sino por el uso de materiales como el ladrillo visto y la ausencia de colores artificiales o sus afamados esgrafiados.
No obstante, aún se aprecia su sello no renunciando del todo a la ornamentación, usando los espacios entre pilares y ventanales de la fachada para rellenarlos con esculturas, rematando los tejados lisos con jarrones en forma de niños y, sobre todo en la entrada al recinto, donde colocó dos leones heráldicos.
Lleva el nombre del filántropo que posibilitó su construcción, quien también financió otras escuelas y gran parte de la construcción del Hospital de Sant Pau.