Pasear por Les Corts es pasear por todas las Barcelonas: combina a la perfección tanto el perfil de metrópoli que exhibe ostentosamente en su cara Diagonal, como el de villa que aun te traslada a otros siglos pasados como el entorno de la plaza de la Concordia. Entremedio de estos dos polos opuestos se encuentra Cristalerías Planell: un edificio que se debate a sí mismo entre el modernismo, el pasado industrial y la arquitectura ecléctica que tanto nos gusta practicar en el s. XXI (pero por suerte, sin abusar del chorretoso acero corten).
Pero no solo cuesta entender qué representa a día de hoy arquitectónicamente el edificio recuperado de las ruinas y la piqueta con la que constantemente amenazan a la Barcelona centenaria, también su historia, que linda entre orgulloso motor económico del barrio, un idealista comprometido con sus vecinos, y una fábrica explotadora de todo derecho que pueda tener un menor de edad.


Leopoldo Planell: aquel hombre del que no saber si va, si viene…
La historia te acabará juzgando por tus hechos, pero si quienes manejan la historia, son afines a tus prácticas de ética cuestionable, el juicio puede ser de lo más amañado. Este hecho se aplica a la memoria de Leopoldo Planell, empresario nacido en Sants a finales del s.XIX que acabó prosperando en Les Corts de los años veinte hasta su fallecimiento, en 1954. Según donde leas su biografía, Planell será un hombre de bien que dinamizo el barrio y dio prosperidad a sus vecinos sin importarle sus condiciones ideológicas o políticas; o un explotador que se benefició de las condiciones laborales que permitía la dictadura de Primo de Ribera.
Haciendo una sencilla búsqueda sobre su persona, encontramos frases elocuentes que otorgan a su figura una analogía que hoy bien podría representarse en la de Amancio Ortega, con el nombramiento por parte del régimen de su fábrica como «empresa ejemplar» y frases como «»Planell quiso que su fábrica fuese como una gran familia por y para el barrio», pronunciada por un hijo de ex trabajadora (fuente: ElPeriódico) o historias ensalzando su involucración empresaria hasta el sonrojo, como aquella en la que se afirma que solía llevar habitualmente «de merienda» a sus jóvenes trabajadores.
Cristalerías Planell: símbolo de una huelga más que de un motor económico
Jóvenes trabajadores que apenas sumaban los 9 años, conviene recordar. Y es en este hecho donde más allá de la belleza de su fachada modernista, más allá de su utilidad a día de hoy como casal de barrio, cabe recalcar la memoria de un edificio «con lagunas» según quien lo mire.
Así, Cristalerías Planell es famosa en la historia reciente de Barcelona por protagonizar la primera huelga de niños en Cataluña. Este hecho se lo debemos al joven Francesc Pedra, que en 1925 se organizó junto a sus precoces (en esto de la vida laboral) compañeros para llevar a cabo una huelga que paralizó la exitosa producción de vidrios en Barcelona durante dos semanas y que les enfrentó hasta con sus propios padres, con el único apoyo de una CNT efervescente en la capital catalana por aquellos años (como atestiguan símbolos como las Pajaritas del Clot).

¿Reivindicaban que les libraran del duro trabajo fabril? Lejos de la actual realidad, el trabajo infantil se normalizó a principios de siglo con premisas como la de enseñar oficios y valores a esta pequeña (en edad) masa obrera. Más aún con la dictadura de Primo de Ribera, que reblandeció las condiciones contractuales de los empresarios, «atosigados» por los constantes avances en derechos laborales contrarios a sus intereses (solo 7 años antes y gracias a la huelga de la Canadiense, se había conseguido la jornada laboral de 8 horas, siendo España el primer país en proclamarla). Con este contexto, la reivindicación de los jóvenes de Planell era más sencilla: entrar y salir a sus horas, o que las extras se las remuneraran aparte.
Por si despojarlos de una infancia lejos de toda responsabilidad no fuera poco, los jóvenes que trabajaban en la fábrica del «honorable» señor Planell tenían que entrar una hora antes que sus homólogos mayores de edad para preparar los aperos y las maquinarias, así como salir una hora después para limpiar los restos de vidrio. Horas que no solo les alejaban de la recién instaurada jornada de 8 horas, sino que además no se pagaban por ellas. Gracias al empuje de Pedra (que años más tarde encabezaría la representación sindical de vidrieros de Barcelona por parte de la CNT y protagonizaría otras tantas notables protestas que le llevarían incluso al campo de concentración de Magdeburg), los niños de la Planell consiguieron sus derechos laborales, y el propio Pedra recientemente una pequeña calle de nueva construcción frente a la cristalería…
Cristalerías Planell: un motor de cambio para Les Corts
Una vez contextualizada (y dicho sea de paso: emborronada un poco su oficiosa memoria), es de justicia que se le devuelva a la Cristalería Planell su papel como impulsora del barrio. Construida en 1907 siguiendo los principios modernistas del arquitecto Josep Graner Prat, en los mismos terrenos que hoy ocupa en la calle Anglesola, que aunque hoy luce ensombrecida y «achicada» debido al ensanche de la calle Europa, por aquellos tiempos era un notable eje de actividad empresarial.
Actividad empresarial que no solo dio vida al barrio de forma análoga a cómo el Vapor Vell o la España Industrial lo hacían con Sants, sino que además situó a este rincón de Les Corts como referente europeo en la fabricación de piezas de vidrio artístico y ornamental, dando trabajo (además de a niños) a gran número de mujeres «porque la minuciosidad y la atención al detalle requerida se asociaba a la mujer», según el historiador y arquitecto Antoni Vilanova.
Toda este movimiento, revitalizaba las calles y plazas de la zona, que como la cercana plaza de la Concordia o Can Deu (cuya historia merece su propio artículo) recuperaron parte del esplendor perdido cuando dejaron de ser villas, hasta tal punto, que cierto equipo de la ciudad que comenzaba a despegar notablemente, decidió instalarse en las inmediaciones…

Cristalerias Planell hoy día: otro símbolo de la Barcelona más recurrente
Cuatro años después de la muerde de Leopoldo Planell, en 1957, la cristalería cerró sus puertas y así permanecieron hasta su reforma en 2015. Más de medio siglo de reivindicaciones vecinales para recuperar no solo una joya modernista, sino un símbolo del pasado del barrio, cuya resurrección vino de la mano del estudio H Arquitectes.
El edificio actual respeta la fachada modernista de la calle Anglesola y añade agregados al basamento y las paredes de ladrillo visto originales, siendo los más llamativos los añadidos en pisos superiores realizados en bloques de vidrio macizo. Acabados que si bien suman funcionalidad a un edificio público de usos diversos (funciona actualmente como centro de formación para adultos, sede del Consorci de Normalitzatció Lingüística y hotel de entidades) desvirtúan la magnificencia de los detalles originales en pro del tan manido discurso de «elementos nuevos que dialogan con su entorno».
En cualquier caso, no se le debe negar a la intervención de H Arquitectos la realidad de, además de crear un edificio altamente eficiente, recuperar para el barrio un espacio que agonizaba como parking improvisado y cuya edificación era amenazada por el paso del tiempo y lo tentador de liberar espacio en una zona muy apreciada por el sector de la construcción.
