Categorías
Historias desconocidas de Barcelona

Un metro para unir Montjuïc y Dunkerque que nos acabó midiendo a todos

¿Sabías que en la definición del metro como unidad de medida universal, Barcelona tuvo mucho que ver? En Montjuïc, protagonista de la historia, encontramos un hito en homenaje a la gesta

¿Os habéis fijado al pasear por el castillo de Montjuïc en una especie de pértiga de color blanco y azul, apuntalada y amagada entre la fosa de Santa Eulália y el paseo del Migdia? Este espigado homenaje representa mucho más de lo que su estética nos pueda ofrecer. De hecho forma parte de un conjunto de hitos que, junto a la torre del Castillo de Montjuïc, la avenida Meridiana y el Paral·lel homenajean uno de los hechos más fundamentales no solo de la historia de Barcelona, sino a nivel mundial, que no es otro que el establecimiento del metro como medida universal.

Así es: que nuestra altura sea la misma en España que en China, que algo nos parezca grande o pequeño en función a su tamaño estándar, que un coche fabricado en Suecia quepa en una carretera de Cuenca es, entre otras muchas más utilidades, gracias a que un señor de Francia se pusiera a tomar medidas desde el punto exacto que marca esta pértiga, naciendo el metro en este lugar, a pesar de que no se lo pusimos nada fácil…

Homenaje al Metro en Barcelona, en la fosa del castillo de Montjuïc, lugar clave para la hazaña

El metro: una necesidad universal por la que nadie se ponía de acuerdo

Es de esas cosas cotidianas en las que ni nos paramos a pensar, pero el metro como medida, apenas sobrepasa los dos siglos… ¿Cómo nos aviábamos antes sin una medida tan clara y universal? Pues ese es el problema exacto por el que se planteó su establecimiento. Cada país, e incluso cada ciudad contaba con medidas propias, lo cual dificultaba tanto el comercio como el entendimiento entre distintas localidades… Era muy complicado saber a ciencia cierta si algo era caro o barato sin saber de qué medida exacta se estaba hablando, por no decir que la picaresca estaba a la orden del día y era muy fácil que te dieran gato por liebre…

La cana barcelonesa: el antecedente a una medida estandarizada

Para ejemplo de lo que era una vida sin metro, solo nos tenemos que fijar en una de las esquinas de la catedral, concretamente la que da al carrer de Santa Llúcia con el carrer del Bisbe, en la que en tiempos de mercaderes medievales, se colocaban puestos de venta de productos.

Para que los vendedores no vendieran al por menor al precio que se les antojara sin una referencia clara, las instituciones de la época dejaron marcada en esta esquina la medida conocida como cana barcelonesa, con la que los compradores desconfiados podían acudir para conocer el tamaño de su compra y, en consecuencia, cuánto debían pagar por ella.

La cana barcelonesa se dividía en 12 tramos, correspondiente cada uno de ellos a un palmo, de forma que se establecían los costes de ciertos producto en referencia al palmo, resultando indiscutible el precio una vez se medía en esta populosa esquina.

La cana de la calle de Santa Lucía, Barcelona

…Mientras tanto en Francia se quiso extender la Revolución a medida

Lo que en Barcelona era la cana, en otras ciudades era la pulgada, el pie… lo cual, a falta de una vara como la de la catedral, hacia igualmente imposible un entendimiento claro. Tuvo que estallar la Revolución Francesa para que se pusieran en marcha los mecanismos necesarios para que una medida universal se comenzara cuanto menos a negociar, y todo gracias al idealismo francés.

La Revolución Francesa tenía como uno de sus objetivos la universalidad, y como tal veía insultante que en cada rincón del mundo se midiera según ojos del comerciante y no del saber universal. Es por ello por lo que en la Asamblea Nacional Francesa, en 1790, se planteó poner solución al problema, y para evitar localismos, favoritismos o conflictos de intereses, decidieron que la nueva medida se debía basar en la naturaleza y de forma suficientemente rigurosa como para que pudiera ser admitida por otros países del mundo sin dar lugar a la duda.

Es así como se realizó el encargo a la ya prestigiosa Academia de las Ciencias, la cual decidió que la medida se realizara en base a dividir un arco del meridiano de la Tierra en diferentes partes, de forma que acotándolo lo suficiente, podrían conocer su longitud y, de esta forma, realizar una división concreta que diera con la medida universal deseada, -concretamente la diezmillonésima parte del cuadrante de un meridiano terrestre-. Para ello contó con dos afamados astrónomos: Pierre Méchain y Jean-Baptiste Delambre.

Méchain y Delambre decidieron tomar como referencia para ello parte del Meridiano de París, por aquel entonces referencia mundial hasta que Greenwich lo desplazó injustamente (uno de esos debates científicos por el cual, de pronto, Plutón deja de ser planeta…), y para que la medición les fuera más familiar y cómoda, tomaron la parte que atravesara el país, teniendo como referencia un arco de 9,5º del meridiano, lo cual les llevaba a recorrer para sus mediciones desde su punto más norteño: Dunkerque hasta el sur.

El problema vino al reparar que el sur francés coincide con los Pirineos, cuya altura y descompensación respecto al punto inicial afectaba al grado de las mediciones, por lo que necesitaban otro punto de referencia con el que compartieran meridiano pero que tocara el mar, tal como sucedía con Dunkerque, cosa que se producía exactamente en Barcelona.

Además, al involucrar a un segundo país, la medida resultaría más internacional y tendría mayores garantías de éxito al ser defendida desde diferentes posturas, como sucedía con la política española-francesa.

Tramo de meridiano que sirvió para estipular el metro como medida universal

Pierre Méchain: el cuadriculado francés obsesionado con los triángulos

Como si de un trabajo de la facultad se tratara, el arco a medir se dividió en dos partes para que cada astrónomo pudiera trabajar en la suya y, posteriormente, comparar estudios y depurar posibles errores. Así, al 50% quedó un primer tramo de Dunkerque a Rodez, a cargo de Jean Baptiste Delambre y un segundo tramo Rodez-Barcelona, que quedaría a cargo de Pierre-André Méchain.

La técnica a emplear sería la de la triangulación geodésica, (técnica que sirve para establecer medidas concretas entre diferentes puntos a través de triangular posiciones y medir uno de sus lados) . Así, tomando como referencia las triangulaciones, debían medir en su cadena de recorrido, cada una de las montañas que recorrían los tramos del meridiano, coincidiendo la última de ellas con Montjuïc, en cuya fosa que hoy contiene la medida universal a modo de monumento, se cerraría la hazaña.

¿Terminó aquí las aventuras de nuestro señor francés inventor del metro? Ni mucho menos… Para la realización de las mediciones, la colaboración española, tanto en conocimientos como en apoyo logístico, era básica, y así se aseguró desde que comenzara la aventura en octubre de 1792 hasta que, ya en 1793, un 21 de enero le diera a los franceses por guillotinar a Luís XVI, aliado de la corona española, en manos por aquel entonces de Carlos IV.

Poco tardaría en estallar una guerra con Francia, que acabaría por aislar a nuestro personaje en Barcelona, sin posibilidad de entablar contacto con su compañero y por tanto retrasando el resultado de sus estudios. Lejos de abandonar sus convicciones, ante la imposibilidad de volver a Montjuïc (que como fuerte militar, no era accesible en tiempos de guerra), siguió con sus triangulaciones desde la terraza de su estudio en el carrer Escudellers, tomando como referencia entre Montjuïc para sus mediciones la torre del reloj del puerto como vértice.

El lugar elegido para el homenaje al metro en Barcelona se justifica por ser uno de los vértices de la triangulación que usó Mechain para su determinación
Fuente: El Español

Tras varios tiras y aflojas, consiguió la extradición a Italia, desde donde pudo llegar a Francia a finales de 1794, donde se encontró en Carcassonne con su compañero de hazaña, Delambre, y finalmente concluir sus estudios sobre la medición del meridiano. No fue hasta el regreso de ambos a París a finales de agosto de 1798 (con anterioridad la capital estaba… convulsa) cuando pudieron presentar los resultados del caótico estudio, que finalmente se oficializaron el 22 de junio de 1799: nacía ese día de forma oficial el metro como medida longitudinal.

Méchain regresaría posteriormente a Barcelona, para concretar aún más su estudio realizando triangulaciones que ya había intentado probar en su primer viaje entre Barcelona y Mallorca. En este segundo viaje no solo se encontraría con mayores dificultades, llegando incluso a ser encarcelado (Napoleón ya rondaba por aquella época, y ya sabemos la estima que le teníamos por aquellos tiempos…), muriendo el 20 de septiembre de 1804 en Castellón debido al paludismo que contrajo durante sus mediciones en L’ Albufera. Desde entonces, uno de los más ilustres astrónomos franceses y padre del metro descansa eternamente en el parque Ribalta, en la ciudad valenciana, mientras que en Barcelona se le honra con… una pértiga azul y blanca.

Homenaje al Metro en Barcelona

Otros homenajes al metro en Barcelona

Esta hazaña al que no le falta detalle (bueno sí, que entendamos los de letras cómo leches funciona eso de las triangulaciones…), no podía quedar simplemente registrada a través de una estética pero oculta pértiga junto al fossar de Santa Eulália.

El protagonismo de Barcelona y el agradecimiento a uno de sus visitantes más ilustres queda recogido en otros puntos como el propio Castell de Montjuïc, donde el Ayuntamiento colocó en 1993 una placa conmemorativa del segundo centenario de la medida del meridiano de París, justo en la puerta que da acceso a la torre donde Méchain realizó sus mediciones.

En otro punto de la ciudad también se colocó una reproducción de las triangulaciones de Méchain, regalo de la ciudad de Dunkerque por el obvio vínculo de ambas ciudades. Un punto que también tiene una relación directa con toda esta historia: la Avinguda Meridiana, pero eso da para otro artículo

Sigue a Becinadas en Instagram

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *